La imagen de un agente de la Policía de Puerto Rico orando por una persona sin techo en un semáforo de la localidad de Vega Baja -al norte de la Isla- está corriendo como la pólvora por las redes sociales desde el pasado domingo.
PAPELETAS PARA EL CIELO
“En una ronda de patrullaje vi a aquel hombre en la intersección de la carretera PR’2 con la PR’155 y decidí bajar de la patrulla, abrazarlo y orar por él”, relató el policía a la redactora de El Nuevo Día. “Él reaccionó asustado, pero le dije que solo quería orar por él, y así lo hice”, continuó.
Carlos A. Jiménez es miembro de la iglesia Fuente de Salvación Misionera, en Vega Baja y no es la primera vez que ora junto con algún ciudadano mientras está de servicio. “Cuando el Señor me da una palabra para una persona, yo no le doy un boleto de infracción de tránsito sino un boleto para el cielo”, afirma. Su sensibilidad y responsabilidad como cristiano lo lleva a trasmitir a las personas el mensaje de que no están solas en medio de la necesidad, sino que “el Cristo de la Gloria está pendiente y sigue teniendo planes con su vida”, aseguró.
Estos “boletos al cielo” son entregados en obediencia. “Si el Señor me inquieta a dar una palabra, yo la doy. Les digo que sigan los planes de Dios, que el Señor quiere que depositen su carga en Él, les cito un texto bíblico”, relata el agente, que es padre de siete hijos y se convirtió a Jesús y la fe cristiana en una iglesia evangélica hace cuatro años.
SERVIDOR PÚBLICO Y SIERVO DE DIOS?
En cuanto a las manifestaciones de fe durante su tiempo de trabajo, Jiménez no ve ninguna contradicción. “Yo trabajo para el gobierno pero le sirvo al Señor. Esas dos cosas se unen para un propósito, que es llegar a esas vidas que están en la calle, desamparadas, pasando necesidad. Este trabajo me permite, como servidor público y siervo de Dios, llegar a esas vidas”, afirmó.
En sus días libres, Jiménez Rolón va a predicar el Evangelio en diferentes lugares públicos (barrios de casas que el gobierno otorga a personas sin recursos) y comunidades marginales. Sobre su futuro, indicó que anhela ser capellán de la Policía Uniformada y trabajar en el programa “De vuelta a la vida”, coordinado por la Policía de Puerto Rico.
Este programa ha sido creado hace unos cinco años con el propósito de proveer a los numerosos adictos a drogas de sustancias sustitutivas legales controladas, así como de terapias alternativas ambulantes, albergues o servicios de ayuda a través de alguna institución de salud o de trabajos en la comunidad.
Numerosas Iglesias evangélicas y organizaciones cristianas y no cristianas colaboran con esta iniciativa ofreciendo los servicios de sus propios programas.
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